Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo
All the worlds light fits inside an eye


C3A Córdoba, 2024

A partir del trabajo de investigación con archivos relacionados con la Historia del pueblo gitano en la península ibérica, nos encontramos con la responsabilidad que las artes han tenido a lo largo de los siglos, cómplices de las estrategias de dominación política y social desde el siglo XV. Sirviéndose de la película en 16mm y de la pintura al óleo, la artista plástica Carmen Ayala Marín y el cineasta Alberto Martín Menacho, expanden su colectivo con la colaboración con el colegio Federico García Lorca y la Federación Kamira (Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas). Las diferentes propuestas artísticas componen el espacio de exposición generando una cartografía, que canaliza las líneas de búsqueda y los encuentros vividos en la actual periferia de Córdoba.

Mientras que las niñas y niños del “Federico” de 6º de primaria están creando su propia película, parodian la representación pictórica que Julio Romero de Torres fijó de la mujer gitana en Andalucía, se preguntan por el Flamenco, retratan a sus compañerxs y pintan su barrio “el Guadalquivir” como telón de fondo; un tríptico pictórico nos muestra el ojo de Isabel la Católica, a Cervantes cómplice, el quejío de una madre o el encuentro entre un gallo y un loro en lo oscuro de una galera. Una puesta en escena atravesada por el cante: el de ida y vuelta, el del lamento y encierro pero también el del color y la risa.

Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo, es un verso de Lorca. Un recorrido que los propios artistas comienzan desde un deseo mutuo de encuentro colectivo, una mirada crítica al pasado que permite alumbrar el presente.








TODA LA LUZ DEL MUNDO CABE DENTRO DE UN OJO
Carmen Ayala Marín y Alberto Martín Menacho

Texto de Guillermo Amaya Brenes


“De lo que pasa en el mundo, por Dios que no entiendo ná,
el cardo siempre gritando y la flor siempre callá’.
Que grite la flor y que se calle el cardo,
y todo aquel que sea mi enemigo, que sea mi hermano.”
Lole y Manuel


El cardo gritandoLos “oles” a destiempo y las palmas descompasadas de una multitud de guiris apretujadxs en un tablao. Triana y el Sacromonte en los extramuros de Sevilla y Granada. El Guadalquivir, a su paso por Córdoba, haciéndose barrio para recordar que siempre hubo dos orillas. Los miles de expositores repletos de miles de imanes de flamencas que inundan los cascos históricos de nuestras ciudades. Los 5 kilómetros que separan las Tres Mil Viviendas del Teatro de la Maestranza (Sevilla). Los “bravos” y los aplausos aderezados con el traqueteo de las perlas y los gemelos de lxs que, engalanadxs, han asistido a la representación de “Carmen” en las mejores óperas, teatros y auditorios de todo el mundo. Los 200 metros que separan el colegio Federico García Lorca de la Autovía del Sur A-4 (Córdoba). El “Romancero gitano” de Lorca y “La Gitanilla” de Cervantes en la estantería de mi dormitorio.

¿La flor callada?
“(...) que no puedan usar el traje, nombre y lengua de gitanos y gitanas (...)”. Así reza una de las pragmáticas, promulgada concretamente por Felipe III en 1619. Una Historia de persecución y represión que en 2025 cumplirá 600 años, según el primer documento oficial (y no debatido) que registra la llegada de una persona gitana al territorio ibérico; el salvoconducto concedido por Alfonso V de Aragón a Juan de Egipto Menor en 1425.

Los reyes y sus perros. Los terratenientes y los señoritos. Cervantes a su servicio. Los tricornios y los peleles. Er quejío’ que amamanta a una estirpe entera. La palma y el gesto. Lunares que son heridas abiertas en el eco de un recuerdo sordo que retumba en los umbrales de la tierra. Las cadenas y las galeras; el castigo y la pena; dos mundos que se encuentran, dos mundos de ida y vuelta.


Que grite la flor y que se calle el cardo
La artista plástica Carmen Ayala Marín (1991, Sevilla) y el cineasta Alberto Martín Menacho (1986, Madrid), inician con este proyecto un recorrido por esa historia de expolio, destierro y sometimiento por parte de la mayoría dominante, que desde hace siglos aparta a los márgenes (no sólo urbanos, sino culturales, sociales y políticos) al pueblo gitano español.

Carmen y Alberto expanden su colectivo, que aúna pintura e imagen fílmica, a la colaboración con el colegio Federico García Lorca y la Federación Kamira (Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas).

Las niñas y niños de 6º de primaria del “Federico” están creando su propia película. La semilla germinando en el corazón del sueño, haciéndolo tiempo, haciéndolo futuro. Saben que sólo hay un género posible: el drama. A la vez que parodian la representación pictórica que Julio Romero de Torres fijó de la mujer gitana en Andalucía, retratan a sus compañeras y pintan su barrio “el Guadalquivir” como telón de fondo.

“La gente que no nos ha conocido ha sido porque no ha querido, y los que nos han conocido han sacado la versión que han querido”.
María Jesús Fernández Martín (mujer gitana de Kamira)
No ser voz, sino oído. La flor no estaba callada, sólo había que escucharla.